Información y consejos prácticos de por qué y cómo contribuir al cuidado del medio ambiente.

Salva árboles

Recicla papel Ya es más que conocido que el papel se obtiene de los árboles. Entre más demanda de papel hay, más árboles se necesitan. En otras palabras: entre más papel necesitamos y gastamos, más árboles cortamos.

No tienes que ir al bosque y ponerte a talar para sentirte directamente responsable. Es un hecho. ¡Eres responsable!

Salvemos árboles por medio de las Tres R’s:

Reduce: ¡Usa menos!

¿En serio tienes que imprimir todo eso? ¿De verdad necesitas que te lleguen los estados de cuenta del banco a tu casa? No puedes revisar por Internet? ¿Para qué compras el periódico si hay en tu oficina?

Reutiliza: ¡Vuélvelo a usar!

El papel tiene dos lados. Muchas veces nos sobra espacio de un mismo lado. Agárrate una guillotina o las tijeras y corta.

Puedes tener un cajón de hojas de reúso, hacer libretas de hojas impresas nada más por un lado o libretitas para notas rápidas y recados con pedacería.

Usando cartón de cajas de cereal o galletas e incluso plástico de las cámaras de las llantas de portada, las llevas a cualquier papelería a engargolar y ¡listo!

Libreta de hojas de reuso y cámara de llantas

Libretita de pedacería de hojas y cartón Libretas hechas con cartón y hojas de reuso

Reciclar: ¡Transfórmalo! Portraretrato hecho con periódico

Hay muchas cosas que puedes hacer con cartón, papel usado y periódico, desde hojas nuevas de colores y con texturas, hasta jarrones y obras de arte. Platón

Papel reciclado


La otra opción (muy buena también) es llevar todo a un centro de acopio, mandarlo con tu hijo a la escuela si tienen programa de reciclaje o juntárselo al señor que pasa por tu casa recolectándolo.

Mediocridad

El mundo es un lugar peligroso. No por causa de los que hacen el mal, sino por aquellos que no hacen nada por evitarlo.

-Albert Einstein

Productos orgánicos

¿Qué es un alimento orgánico?

Hoy en día oímos de la comida orgánica
por todos lados y en diferentes formas y presentaciones: leche, verduras, vinos, chocolate, frutas, azúcar, huevos, pollo, tabaco, café... en fin, la lista parece no terminar.

Esto es bueno... o ¿también malo?


Empecemos por definir lo que es un producto orgánico: generalizando y resumiendo, un producto orgánico es, en principio, aquél que durante su desarrollo (digamos, desde el momento en que fue “concebido” hasta que llegó a nuestro plato) no tuvo contacto ni fue sometido a ningún producto o tratamiento sintético o químico, ya sea de fertilizantes, insecticidas, fungicidas o herbicidas, conservadores, hormonas, antibióticos o colorantes.

Se añade que este producto es saludable para el ser humano que lo consume y que debió ser generado bajo un sistema respetuoso de la naturaleza y su equilibrio, sus ciclos y sus leyes, lo que significa que hay que intentar protegerla de contaminantes y la sobreexplotación, así como mantener las cosas sencillas y lo más naturales posibles (como antaño… por allí hasta la época de nuestros abuelos), lo que excluye de la lista a los alimentos transgénicos.

(Es importante recalcar que no todos las cosas que se añaden a los alimentos durante su producción o su procesamiento son sintéticos: por ejemplo, algunos colorantes o conservadores. Por esto hay que estar bien informados sobre lo que estamos comiendo.)

Y ¿cómo saber que de verdad son orgánicos?

Hay agencias u organizaciones que se dedican nada más a certificar a las empresas que dicen producir orgánico y el sello que las representa debe de aparecer en las
etiquetas del producto, por lo que debemos de revisarlas para garantizar que estamos comprando algo legítimo e incluso, si tenemos oportunidad, investigar la validez de tal o cual organización.

Las empresas que cuentan con estos sellos funcionan bajo estrictas políticas y reglamentos que de ser violados, pierden el derecho a vender sus productos en el mercado como orgánicos.

Lo único malo de los productos orgánicos, en mi opinión muy particular, es que nos recuerdan que no todos tenemos la posibilidad de comer “sano” al no consumir productos orgánicos, y que no todos producen cuidando el medio ambiente. ¿Qué esto no debería de ser un hecho?

En fin...

Cuida tu carro y de paso, el agua


Un litro de aceite que se filtre al agua subterránea puede contaminar casi un millón de litros de agua.

Si cambias el aceite de tu carro, nunca lo tires por el drenaje o las alcantarillas, ni si quiera lo tires a la basura en contenedores sellados. Mejor busca un lugar donde se recicle o pregunta a las autoridades de qué forma o en dónde puedes disponer de él.

Si te cambian el aceite en un taller mecánico, puedes preguntar si lo reciclan y si no lo hacen, sugerir que lo hagan. ¡Hay empresas que te compran desechos industriales como éste!

Y si acaso te preguntas ¿quién soy yo para decirle al mecánico lo que debe o no hacer con sus desperdicios?, recuerda: a) es aceite de TU carro, b) muchas veces hacemos las cosas por ignorancia. Sin creerte superior y todo-conocedor, con toda la educación del mundo coméntale al mecánico las opciones viables y los beneficios que éstas pueden traerle a él y a nuestro planeta.

Si ya reciclan el aceite, al menos te enterarás de qué es lo que hacen con él, como cultura general.